martes, 11 de junio de 2013

Instrucciones... ¿para?

El primer elemento a tener en cuenta es la tristeza. Cuanto más profunda y desgarradora, más va a aportar a la perfección de la acción a desarrollar. Hay un punto de encuentro entre la tristeza y la acción que generan una comunión plena, un estallido donde el dolor y el placer se fusionan de tal manera que se hacen uno, irreductibles. Cualquier otro estado de ánimo llevaría a la mediocridad de la acción, si bien uno puede realizarla igual. Entonces a mi criterio, para su correcto desarrollo, el primer paso es sentirse triste. Recuerdo que fue un momento de infinita tristeza el que hizo darme cuenta de la excelencia de la acción desarrollada en esos parámetros. Estaba en Paris, lugar privilegiado en el mundo para realizarla, por la magnificencia de sus materias primas. Tuve la suerte de que allí me invadió la tristeza, y no en otro lugar, porque fue la conjunción de elementos más perfecta que pude y podré vivir jamás. Llovía, llegue a un departamento que alquilaba en la Rue Cler. Un monoambiente triste y sin luz. Una hora antes lo había estado esperando en uno de los tantos cafés de Saint Germain des Pres, y nunca apareció. No hay nada más triste que un desamor en Paris, la ciudad más romántica del mundo. La angustia y la bronca me invadían. Entré a mi departamento cubierta de lágrimas y ahí estaba. Desnudo como lo había dejado esa misma tarde. Perfecto, impoluto. Su intensidad me entró por los ojos, por la nariz, por la yema de los dedos. La manera correcta de proceder es, en primer lugar, cortar un pedazo respetando las líneas dibujadas en su superficie. Hay que tomar la precaución de dejar reposar ese trozo sobre la yema de los dedos de manera tal que el calor del cuerpo derrita parte de la sustancia, para el tiro final. Con lágrimas en los ojos en lo posible, y suspirando profundamente, se debe introducir suavemente el primer bocado en la boca y ubicarlo en el medio de la lengua. Hay que aplastar el pedazo contra el paladar para dividirlo en dos mitades cuasi simétricas, y con un rápido movimiento de lengua se traslada una mitad hacia las muelas del lado izquierdo, y la otra mitad hacia las del lado derecho. Luego se cierra suavemente la mandíbula para comenzar a masticar lentamente rompiendo esas mitades, mientras paralelamente se va derritiendo la sustancia por la lentitud de movimiento. Y finalmente el tiro final. Con una leve pero certera succión en la yema de los dedos, se limpia lo poco que queda del elixir… y ¡voilá!

martes, 4 de junio de 2013

Alejo recomienda



  • Clásicos

-Crimen y Castigo, Fiodor Dostoievsky
- El extranjero, Albert Camus
- El juguete rabioso, Roberto Arlt

Las tres novelas tienen planteos sobre la noción del bien y el mal, la ética y la moral. Mientras que en las dos primeras el crimen sirve como eje central de la historia, en El Juguete Rabioso se vislumbra la búsqueda de identidad del personaje. Las tres novelas giran en torno a la angustia, con monólogos interiores y soliloquios de carácter existencial como recurso literario. En un tramo de Crimen y Castigo, Raskolnikov (personaje principal) distingue a dos categorías de hombres: seres ordinarios y seres extraordinarios. Representa uno de los puntos más altos de la novela:

(Fragmento)


  • Novedades

-Trilogía sucia de la Habana, Pedro Juan Gutiérrez

Si nos guiamos por las etiquetas podemos decir que este escritor cubano se adscribe a la corriente del  realismo sucio,  de la que también formarían parte Bukowski y Carver. Con un estilo lacónico y directo, Gutiérrez narra la Cuba de fines de siglo XX, la de la década de los ´90, un período de miseria y marginalidad en la isla. Sus relatos de carácter autobiográfico hablan de sexo, ron y supervivencia.


  • No ficción

-Frutos Extraños, Leila Guerriero

Este libro reúne las mejores crónicas de esta periodista argentina.  Los temas van desde el caso de Romina Tejerina hasta las vendedoras de productos Mary Kay. Es importante lo que cuenta y cómo lo cuenta. Literatura con hechos de la vida real.
  

  • Cuentos

-  Cuentos completos, Rodolfo Fogwill

Fogwill tiene un par de cuentos increíbles. Se destacan Muchacha Punk, Dos hilitos de sangre, La liberación de unas mujeres, La larga risa de todos estos años y mi preferido: Restos Diurnos, que mezcla lo onírico con la confusión mental producto del cansancio y la cocaína, de la cual el autor abusó durante mucho tiempo.

Si quieren conocer algo más de este autor, pueden leer este lindo perfil que hizo Leila Guerriero sobré él: